El verano es una época de desajustes:
cambio de horarios, de rutinas, de domicilio y, cómo no, de hábitos
alimentarios. Todos estos cambios pasan factura a nuestro sistema digestivo y
se reflejan, entre otras, en forma de distensión abdominal, flatulencias,
ardores, dispepsia e incluso estreñimiento.
Lógicamente, los desajustes no los vamos
a dejar de tener, es lo bueno del verano, pero aplicando estas estrategias
dejaremos también descansar a nuestro intestino.
Comenzar
siempre con una ensalada: si se avecina una
comida copiosa, lo suyo es empezar siempre tal comida con una ensalada de
entrante. Calmaremos el hambre inicial y, por tanto, cuando lleguemos a los
platos más calóricos nos encontraremos casi saciados.

Moderar
el consumo de alcohol: si es en los días en los
que tenemos unos mejores hábitos y el alcohol ya de por sí empeora las
digestiones, durante una comida copiosa o a lo largo de un día de excesos la
situación puede llegar a ser insostenible. Recuerda que el alcohol es algo que
ni le hace falta a tu organismo ni le hace ningún bien.
Toma
germinados: de soja, de lentejas, de alubias…
estos productos, tienen una alta cantidad de minerales y vitaminas, son bajos
en grasa y, lo mejor de todo, son fácilmente digeribles, por lo que son los
compañeros ideales en ensaladas y platos combinados para aliviar las
digestiones.
¿Postre?
No, gracias: tomar postre es una costumbre muy
arraigada en nuestra sociedad, que ya de por sí no tiene mucho sentido en
nuestras comidas diarias (es un poco absurdo comer después de haber comido), por
lo que tras una comida de excesos puede añadir más lastre a una digestión
difícil. La recomendación es simple, no tomar postre y éste, si nos apetece
mucho, ingerirlo en la siguiente comida (por ejemplo en la merienda). Así, se
reduce la carga calórica de la comida y se acelera el proceso digestivo.
Infusión
después de comer: el hecho de ingerir una
infusión tipo té, cola de caballo, manzanilla o tomillo, ayuda a realizar la
digestión e incluso puede ayudar en los problemas de estreñimiento.
Fruta
fresca: la fruta fresca, por su alto
contenido en fibra acompañada de una gran cantidad de agua y un bajo contenido
en grasa, la hace una gran aliada contra las digestiones difíciles. Lo ideal es
tomarla entre horas.
Bebe
abundante agua: la hidratación en verano es
fundamental. Importante además recordar que en la mayoría de los procesos
metabólicos de nuestro organismo se requiere agua para ejecutarlos, por lo que
si no aportamos esa agua necesaria podemos ver enlentecida nuestra digestión.
Practica deporte: el verano es una época
excelente para la práctica de ejercicio físico. Aprovecha que tienes más
tiempo y disfruta realizando deporte. Tu organismo en general y tu sistema
intestinal en particular lo agradecerán.
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