lunes, 9 de septiembre de 2013

No más vientre hinchado

El verano es una época de desajustes: cambio de horarios, de rutinas, de domicilio y, cómo no, de hábitos alimentarios. Todos estos cambios pasan factura a nuestro sistema digestivo y se reflejan, entre otras, en forma de distensión abdominal, flatulencias, ardores, dispepsia e incluso estreñimiento.

Lógicamente, los desajustes no los vamos a dejar de tener, es lo bueno del verano, pero aplicando estas estrategias dejaremos también descansar a nuestro intestino.

Comenzar siempre con una ensalada: si se avecina una comida copiosa, lo suyo es empezar siempre tal comida con una ensalada de entrante. Calmaremos el hambre inicial y, por tanto, cuando lleguemos a los platos más calóricos nos encontraremos casi saciados.
No abusar de los refrescos: entre los perjuicios de tomar refrescos se encuentran el vientre hinchado y la pesadez de estómago. Una buena estrategia es ir alternando agua con refrescos en cada consumición para reducir el aporte de los mismos.
Moderar el consumo de alcohol: si es en los días en los que tenemos unos mejores hábitos y el alcohol ya de por sí empeora las digestiones, durante una comida copiosa o a lo largo de un día de excesos la situación puede llegar a ser insostenible. Recuerda que el alcohol es algo que ni le hace falta a tu organismo ni le hace ningún bien.
Evita el picoteo: os he hablado en otras ocasiones del picoteo, pero en verano esto parece una misión casi imposible: patatas fritas en la playa, helados a media tarde…
Toma germinados: de soja, de lentejas, de alubias… estos productos, tienen una alta cantidad de minerales y vitaminas, son bajos en grasa y, lo mejor de todo, son fácilmente digeribles, por lo que son los compañeros ideales en ensaladas y platos combinados para aliviar las digestiones.
¿Postre? No, gracias: tomar postre es una costumbre muy arraigada en nuestra sociedad, que ya de por sí no tiene mucho sentido en nuestras comidas diarias (es un poco absurdo comer después de haber comido), por lo que tras una comida de excesos puede añadir más lastre a una digestión difícil. La recomendación es simple, no tomar postre y éste, si nos apetece mucho, ingerirlo en la siguiente comida (por ejemplo en la merienda). Así, se reduce la carga calórica de la comida y se acelera el proceso digestivo.
Infusión después de comer: el hecho de ingerir una infusión tipo té, cola de caballo, manzanilla o tomillo, ayuda a realizar la digestión e incluso puede ayudar en los problemas de estreñimiento.
Fruta fresca: la fruta fresca, por su alto contenido en fibra acompañada de una gran cantidad de agua y un bajo contenido en grasa, la hace una gran aliada contra las digestiones difíciles. Lo ideal es tomarla entre horas.
Bebe abundante agua: la hidratación en verano es fundamental. Importante además recordar que en la mayoría de los procesos metabólicos de nuestro organismo se requiere agua para ejecutarlos, por lo que si no aportamos esa agua necesaria podemos ver enlentecida nuestra digestión.
Practica deporte: el verano es una época excelente para la práctica de ejercicio físico. Aprovecha que tienes más tiempo y disfruta realizando deporte. Tu organismo en general y tu sistema intestinal en particular lo agradecerán.

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