martes, 16 de julio de 2013

Claves para elegir un buen dietista-nutricionista

Felicidades, has decidido cuidar tu dieta, eres consciente de que importa lo que comes y tomas cartas en el asunto para aprender algo que pondrás en práctica el resto de tu vida. Con sus pros y sus contras. 

Ya sea porque quieres perder pesoengordar, mejorar tu rendimiento físico o simplemente estar más sano, el caso es que tienes que elegir a alguien que sepa del tema y pueda asesorarte de manera individualizada. Al igual que cuando estamos enfermos buscamos un buen médico y corremos cielo y tierra si es necesario para que nos sane, si tenemos un problema alimentario buscaremos un profesional a la altura. 

La calidad de una buena consulta dietética vendrá determinada por:
  • La personalización: un buen profesional de la nutrición siempre te preguntará acerca de gustos, preferencias, aversiones, hábitos alimentarios, destreza en la cocina, convivencia con otras personas, actividad física... Todo esto para adaptar la dieta lo máximo posible a tu vida. En base a eso realizará la dieta que mejor se ajuste a tus necesidades, tanto a nivel de nutrientes como de disponibilidad horaria y de comidas, garantizando de esta forma una mayor adherencia. Consejo: si el nutricionista te da la dieta al terminar la consulta el primer día sin saber nada de ti, es muy probable que ésta no cubra tus necesidades. Para perder el tiempo con fotocopias lo más barato es que vayas a tu vecina.
  • Los antecedentes: siempre te deberán preguntar por enfermedades, medicación prescrita, alergias, intolerancias, patologías familiares, historial médico... y si además te solicita una analítica reciente mucho mejor.
  • La ausencia de productos dietéticos: el buen nutricionista que se precie no comercializa con productos dietéticos en su consulta y en el caso de que sí lo haga (cosas del márketing y las multinacionales que en ocasiones presionan demasiado) jamás debe ofrecértelos como primera alternativa ni como única salida para lograr tus objetivos. Los suplementos siempre se deben ofrecer como complemento a la dieta cuando ésta no cubra (por diversos motivos) las necesidades establecidas en cuestión.
  • La realidad: siempre te deben explicar la velocidad media de la pérdida de peso (o de la ganancia del mismo) para evitar expectativas irreales. Si te dicen (o durante la dieta te percatas) que puedes perder más de 0'5-1 kg/semana de forma continuada existe una alta probabilidad de que la dieta que te hayan facilitado no sea del todo saludable. Si el peso se modifica a una velocidad mayor a la anteriormente descrita tu pérdida de peso no será mayoritariamente grasa.
  • Los objetivos: tanto a corto como a medio y largo plazo. Estos objetivos no tienen por qué ser estáticos e inamovibles, sino que pueden estar sujetos a cambios en función de la evolución.
  • Primará la salud por encima de todo: deben tener presente tu salud y aconsejarán tus cambios (tanto corporales como dietéticos) en función de la misma.
  • Los instrumentos de medida: la evolución no puede medirse únicamente con una báscula, qué menos que usar un cáliper (pinzas para los pliegues) y una cinta métrica. Ni qué decir tiene que el profesional debe saber manejar dichos aperos de medida.
  • La formación académica actualizada y demostrable: preferentemente formación universitaria (la cabra siempre tira al monte =) y, por supuesto, que esté en contacto frecuente con programas de reciclaje (charlas, cursos, congresos...). Volvemos al ejemplo del médico: ¿irías a un médico que se ha sacado la titulación en un curso por internet?
  • El interés durante la dieta: no sólo la preocupación por tu peso cuando pasas por consulta. También debe preguntarte acerca de tus sensaciones, hambre, ansiedad, problemas intestinales (estreñimiento, diarreas, dolores...), somnolencia, cansancio, fatiga, etc. Otro detalle importante podría ser que se pusiera en contacto contigo (vía telefónica, mail, mensajería...) para ver tu evolución aunque no pasaras por consulta. Si no hay feedback durante la dieta mal vamos.
  • La resolución de dudas: el buen nutricionista debe contestarte todas las dudas al respecto que puedas tener antes, durante o después de la dieta, a ser posible argumentando (con un lenguaje que puedas entender medianamente).
  • La empatía: el dietista debe saber ponerse en tu lugar con el objetivo de adaptarse lo máximo posible a tus necesidades.
  • La psicología: al menos la suficiente para reforzar las conductas positivas y reconducir las negativas. Ser dietista no consiste en poner únicamente dietas, hay que garantizar la adherencia a las mismas (que es lo difícil).
  • El trabajo con un equipo multidisciplinar: la nutrición no se produce como algo aislado en el organismo, por lo tanto no tiene sentido aislar la especialidad. Para que la dieta funcione debe englobarse al paciente en un equipo multidisciplinar que abarque especialidades como la fisioterapia, psicología o la medicina, dependiendo del resultado que queramos obtener.
  • El efecto bata blanca: no te fíes de las apariencias, no todo el que lleva una bata es un sanitario.

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