jueves, 9 de febrero de 2012

Feliz día del chocolate!!!

Así es, nos levantamos por la mañana y voilá, existe un día del chocolate (no oficial) que casualmente es hoy. Hasta aquí podríamos considerarlo una extravagancia más de la sociedad en la que nos encontramos. Lo curioso es que se difunden noticias como la que he encontrado esta mañana:


http://www.lapatilla.com/site/2012/02/09/happy-chocolate-day-como-adelgazar-desayunando-torta-de-chocolate/



¿Qué hay de cierto en esta afirmación? ¿Es posible cometer un crimen tal como desayunar bizcocho de chocolate y salir impune? Pues como todo en la vida depende de la magnitud de tal desayuno.


Para empezar comenzare indicando que la frase "introducir un postre (por ejemplo, un trozo de tarta de chocolate) en un desayuno equilibrado de 600 calorías" hay que cogerla con pinzas. El desayuno debe rondar entre el 20 y el 25% de la energía que se consume al día. Un hombre adulto de peso y talla normal suele necesitar al día unas 2500-3000 kcal. Su homónima femenina requiere unas 2000-2200 kcal/día. Por lo tanto el 20% sería de unas 600 kcal para los hombres y unas 400 kcal para las mujeres.

Si en un desayuno nos tomamos unos 50 g de bizcocho de chocolate (una porción mediana), un café con leche semidesnatada, una cucharadita de azúcar (para endulzar un poco el café) y un zumo de naranja natural (por lo de las 5 raciones de frutas y hortalizas al día) nos encontramos (con la tabla de composición de alimentos en la mano) que la energía asciende a 451 kcal, unas 50 kcal más de las que debemos tomar las mujeres en el desayuno y unas 150 kcal menos de las que deben tomar los hombres. Lógicamente si la leche es entera, o el café nos gusta muy dulce, o el bizcocho pesa más de eso o en lugar de café tomamos chocolate o cacao en polvo pues la energía se nos dispara.

Sí es cierto que los "caprichitos" es mejor realizarlos en las primeras horas del día (justo cuando no nos apetece) ya que probablemente se acumule menos que conforme avanza la jornada. Esto es debido a que por regla general todos llevamos una actividad más o menos intensa. Además el hecho de darnos esos pequeños placeres también reduce el nivel de ansiedad de dulce por lo que evita ataques a la nevera a lo largo del día.

El problema del chocolate no es solamente el elevado contenido energético sino que toda esa energía está compuesta por azúcares simples que tal y como llegan se absorben: si los necesitamos los gastamos y sino se acumulan y al rato volvemos a tener el mismo hambre que teníamos al principio. Por el contrario, el pan, posee hidratos de carbono también pero de los complejos, es decir, se van absorbiendo poco a poco por lo que reducen la sensación de apetito y la probabilidad de acumularlos es mucho menor.

Conclusión: ¿chocolate? por supuesto, mejor a primeras horas del día para evitar que se acumule y siempre de forma moderada y ocasional. A los más escépticos les invito a hacer la prueba: un día desayuno de bollería y otro tostadas, probablemente el día de tostadas además de meter menos azúcares, energía y grasas en su organismo tendrán hambre más tarde que con la bollería.

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