miércoles, 23 de enero de 2013

Más allá de la nutrición y del deporte

Hace unos días que ando un poco decaída, desilusionada más bien, y el motivo no es otro que las recientes declaraciones de Lance Armstrong en su entrevista con Oprah Winfrey (si aún no lo has visto). Siempre he sido muy aficionada al ciclismo, desde su práctica a la visualización (cuando hay tiempo) de todos los "Tour de Francia" habidos y por haber desde mi más tierna infancia.

Realmente me siento estafada tras sus palabras porque para mí era un referente, una especie de ídolo, un ejemplo de superación llevado más allá de lo físico. Era el claro ejemplo de que si la mente y el cuerpo están enfocados en un objetivo, éste es capaz de materializarse. Por eso le admiraba.

Varios días después del tsunami informativo aún no me he repuesto y por más entrevistas, publicaciones o comentarios que oigo, leo o veo no consigo aliviar ésta sensación, aunque consuela el hecho de saber que no soy la única.

Quizás el problema no radica en los ciclistas en sí o en algunos deportistas, sino en la propia concepción de esos deportes. Y es que nos guste o no hay factores que favorecen el hecho de que un deportista decida obtener un beneficio con respecto a sus compañeros, entre ellos podemos encontrar:

- Individualidad del deporte
- Exigencias del mismo
- Frecuencia de las pruebas
- Intensidad
- Duración de las pruebas
- Recuperación entre pruebas

Teniendo presente esta escala hay pocos deportes que reúnan todos estos detonantes y uno de esos pocos es el ciclismo, ya que al hecho de ser un deporte individual (aunque esté dentro de un entorno grupal) hay que sumarle que las jornadas son durísimas, durante unas 5 horas aproximadamente, a lo largo de unas tres semanas con un par de descansos en total en esos días. Tengo muy claro que si se modifica una sola de estas variables, solamente una, la incidencia de dopaje disminuiría de forma drástica.

Deberíamos empezar a barajar la posibilidad de realizar las etapas a lo largo de todo el año o en períodos más espaciados de tiempo o, por qué no, etapas más cortas o menos intensas, ya que tras esfuerzos de este tipo sostenidos en el tiempo comienzan a verse seriamente afectados el sistema inmunológico, la recuperación muscular y el sistema hormonal, con todas las consecuencias que ello conlleva, siendo en estos casos el descanso nuestro único aliado (esto lo trataré en otro post próximamente).

Todo está en recobrar el sentido común y priorizar la salud por encima de la propia competición. No hace falta que corran más de 3000 km en 21 etapas seguidas para que nos demos cuenta de que son superhombres.

2 comentarios:

  1. El ansia de ganar es inherente al ser humano. En las categorías en las que yo compito (premios de 100€ y un baño en aceite de oliva xD) existe dopping pues no hay controles. No son pruebas largas en comparación a una gran vuelta, no hay desniveles acumulados brutales y generalmente son de un día, se compite en equipo (llegar por parejas con no más de 2 minutos); pero hay dopping.
    El ser humano necesita ganar a toda costa, el fin justifica los medios. Sólo con sanciones de por vida se empezaría a atajar el problema y el ciclismo es el deporte que más cartas en el asunto está tomando (el día que explote el fútbol me lo dices jajaja).
    Buen artículo!

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    Respuestas
    1. Para mí Juan, hay algo mucho peor que el hecho de doparse y engañar a todo el que te rodea, lo peor para mí es la traición a uno mismo y que siempre te puede quedar la espinita clavada que te recuerde que te rendiste incluso antes de saber si podías.

      Coincido contigo en las sanciones de por vida y en que como empecemos a tirar de la manta vamos a terminar escandalizados ;)

      Muchísimas gracias por opinar!

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