La hipercolesterolemia, al igual que otra
enfermedad crónica, no descansa en verano, por lo que nosotros tampoco debemos
bajar la guardia. Y no es tarea fácil: picoteos a deshoras, comidas fuera de
casa… pero los excesos pueden acabar pasando factura.
El hecho de estar ocioso y relajado
invita a autoconcederse caprichos mediante la premisa “un día es un día”. Y
así, con el “por un día no pasa nada” vamos, poco a poco, llenando nuestras
cañerías de colesterol. Para mantener el colesterol a raya en estas fechas
debemos identificar las situaciones con un mayor riesgo y procurar tomar
medidas (a ser posible con lápiz y papel) para que cuando lleguen esos momentos
críticos sepamos cómo actuar.

El exceso
de cafés al día también afecta de forma indirecta al incremento del
colesterol. En varias investigaciones se ha demostrado que la cafeína actúa
como antagonista de los receptores de adenosina, necesarios para que actúen las estatinas,
que son los medicamentos más eficaces que hoy en día se emplean para reducir el
colesterol. Como alternativa siempre será mejor tomar té o infusiones.
Las comidas
improvisadas en la piscina, playa o en el campo también contribuyen en el
aumento del colesterol sanguíneo: embutidos, patés, quesos, ensaladillas rusas…
al igual que el resto del año, en vacaciones también debemos planificar los
menús para evitar caer en la improvisación y ceder ante lo más fácil, que
generalmente suelen ser las comidas menos adecuadas.
Las barbacoas,
las cuales se convierten en auténticos festivales del colesterol y de las
grasas saturadas: chorizos, morcillas, pancetas, hamburguesas, costillas,
salchichas… Para disfrutar de una barbacoa sin riesgo es recomendable cambiar
estos productos por otros más cardiosaludables: verduras braseadas, pimientos
asados, pinchitos de pollo, jamoncitos de pavo, tacos de conejo, brochetas de
verduras, lomos de atún o de bonito, etc.
El abuso
del marisco en forma de almejas, gambas, langostinos, cigalas, navajas… el
verano, junto con las navidades, es la época en la que mayor cantidad de
marisco se ingiere por regla general. En sujetos sanos, dentro de una dieta
equilibrada y variada no tiene por qué suponer ningún peligro, pero en el caso
de padecer hipercolesterolemia es un punto que debemos controlar si no queremos
tener sustos más adelante. Lo ideal en estos casos consistiría en moderar las
raciones y sustituir el marisco por pescado azul, que al ser rico en omega 3
contribuye a disminuir el LDL-c y aumentar el HDL-c, reduciendo los niveles de
colesterol plasmático.
Con estos pequeños cambios, junto con la práctica regular de actividad física y una dieta rica en verduras, frutas y hortalizas, podremos seguir manteniendo controlado el colesterol en verano.
Es importante recalcar que la Fundación Española del Corazón advierte que las
personas con niveles de colesterol en sangre de 240 mg/dl tienen el doble de
riesgo de sufrir un infarto de miocardio que quienes alcanzan cifras de 200
mg/dl. Los niveles normales de colesterol aceptados por consenso por las
sociedades científicas nacionales e internacionales son:
- Colesterol total máximo: 200 mg/dl
- LDL-c: inferior a 100-130 mg/dl
- HDL-c: superior a 35 mg/dl en hombres y mayor de 40 mg/dl en mujeres
Debemos aprender a comer mejor para disminuir nuestro colesterol y no vivir enfermos :D
ResponderEliminarAsí es counter2D. Magnífico tu post acerca del colesterol. Un saludo!
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